AARP Eye Center
Por Kelly Ganski
Desde que la madre de Judith Rocha, Socorro, fue diagnosticada con la enfermedad de Alzheimer hace 12 años, Rocha y su hermana Lourdes han trasladado a su madre entre sus hogares en Chicago para cuidarla.
Esto ha exigido paciencia, comunicación y organización, pero poder atender a su madre de 81 años es importante para ambas hijas.
Cuidar a un ser querido en el hogar es común en la comunidad latina, dice Álvaro Obregón, subdirector estatal de AARP Illinois para la defensa de derechos y alcance comunitario, que es cuidador de su madre de 86 años y su tía de 77 años.
"Pienso que para muchos de nosotros los latinos, mudar a nuestros padres a un hogar de ancianos es absolutamente la última opción, o no es una opción", dice Obregón.
En promedio, los cuidadores latinos gastan el 44% de sus ingresos en gastos relacionados con el cuido, según el informe de AARP “Family Caregiving and Out-of-Pocket Costs: 2016 Report" (Prestación de cuidados a familiares y gastos de bolsillo: informe del 2016).
La dinámica cultural es solo uno de los factores únicos de la comunidad latina.
AARP Illinois, Rush University y otros socios celebrarán una conferencia bilingüe sobre la prestación de cuidados el sábado, 17 de noviembre, de 9 a.m. a 2 p.m., en el Arturo Velasquez Institute, 2800 S. Western Avenue, Chicago.
La conferencia presentará a la personalidad de televisión, el mexicano Marco Antonio Regil, que hablará de su propia experiencia con la prestación de cuidados.
Los temas incluyen la planificación financiera y legal, la comunicación con el ser querido, la vivienda, opciones de cuidado y servicios, el transporte y la salud emocional y mental de los cuidadores. Para inscribirte, visita aarp.cvent.com/Cuidar2018 o llama al 877-926-8300.
El apoyo de los demás es clave
"Es importante saber que no estás solo, a dónde ir y con quién hablar. Permítete sentir estas cosas, tan difíciles como son. El prestar cuidados puede ser una tarea abrumadora", dice Obregón, que vive en un edificio de tres unidades en Chicago con su madre, su tía, dos tíos y un primo.
"La vida comunal es solo parte de la cultura, parte de nuestra tradición", dice Obregón. "A mí ni se me ocurre preguntarme: '¿Debo hacerlo?'. Ella me cuidó cuando era niño. ¿Por qué no haría yo lo mismo por ella?".
Judith Rocha, de 41 años, piensa de manera similar. Ella y su hermana, que tiene 55 años, han hecho todo lo posible por mantener a Socorro bajo su cuidado mientras tratan de mantener sus propias vidas. Desde que Lourdes se casó, Rocha ha tratado de asumir más de la carga.
Cuidar a su madre fomentó en Judith una pasión tan grande por la prestación de cuidados que obtuvo un doctorado en trabajo social y desarrolló un programa de ocho semanas que se centra en la salud y el bienestar de las latinas que ayudan a familiares que padecen de la enfermedad de Alzheimer.
Judith, profesora adjunta en Northern Illinois University, dirige grupos de enfoque que le dan perspectivas sobre las emociones de los cuidadores. Muchas de las mujeres informan sentirse culpables por estar cansadas o por tomarse tiempo para sí mismas, en vez de hacer algo por su ser querido, dice ella.
"También cosas como no desear solicitar la ayuda de personas aparte de sí mismas o familiares cercanos porque eso se puede interpretar como si no estuvieran cumpliendo con su deber como hijas o esposas", dice ella.
Rocha aceptó sus propios consejos y aprendió a solicitar ayuda. Ella y su hermana recientemente comenzaron a recibir servicios de relevo de una agencia de atención en el hogar.
Kelly Ganski es escritora y vive en Bartlett, Illinois.
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