AARP Eye Center
Por: Aida Pagán
Gerontóloga y tanatóloga; Asesora de AARP PR en Pérdida y Duelo -
La muerte, como inevitable compañera de vida y que es la que culmina con el desarrollo del ser humano, está engranada con el componente espiritual y por la manera en que hemos vivido. La vida va a estar matizada por el grado de espiritualidad alcanzado durante esta. Hay un dicho bien sabio que dice “que el que bien vive, bien muere”. Cuando el ser humano entiende que la vida es algo transitorio, temporal y que somos ave de paso, refleja por lo general su alto grado de espiritualidad.
A menudo la espiritualidad se confunde con la religiosidad. Las personas espirituales pueden ser buenos religiosos, pero las personas religiosas no necesariamente son espirituales. La espiritualidad permite al ser humano trascender más allá de la mente y el cuerpo, conectando con la verdadera esencia del Ser: es la responsable del modo cómo se vive y de la forma de interactuar con la familia humana. El sentido del humor y la creatividad desplegada por la persona espiritual sirve de preparación para las pequeñas, medianas y grandes pérdidas con las que la vida nos reta por el hecho de estar vivos; entre ellas, la pérdida mayor ante una enfermedad terminal, la muerte de un ser querido o la propia.
Ante una enfermedad terminal e independientemente del escenario, la espiritualidad entra en juego para dirigir las energías a la sanación del Ser, en vez de la curación, a vivir día a día con la mayor calidad de vida, a “poner la casa en orden”, a perdonar y ser perdonados, a amar y ser amados y a preparase o ayudar a otros para la muerte que se aproxima.
Ante la muerte de un ser querido, la espiritualidad facilitará el arduo camino del duelo, que es el proceso normal ante la pérdida. El duelo se recorrerá sin atrechos, sin prisa, pero sin pausa con el convencimiento de que el amor trasciende dimensión y tiempo, y que la persona fallecida siempre permanecerá en el recuerdo y en el corazón. La espiritualidad así como la muerte se convierten en grandes maestras de la vida.
Visita el Centro de Recursos para el que cuida de un ser querido.