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Conducir ha cambiado para Janet Burns de muchas maneras desde que obtuvo su licencia hace unos 60 años.
"No existían los semáforos en la 9W cuando llegué aquí", cuenta la residente de Glenmont, en las afueras de Albany, que tiene 83 años. En aquel entonces, la mayor parte de las faltas de atención se debían a que una granja lechera había instalado un ventanal en el establo y una pasarela para ver cómo se ordeñaba. Ahora, las megatiendas y los centros comerciales han copado todo y el tráfico es mucho más denso en la ruta 9W cuando hace los mandados.
Una de las situaciones más peligrosas para los conductores mayores, la negociación de giros a la izquierda, se incluyó en el curso AARP Smart Driver que Burns tomó el invierno pasado.
"Para mí todo es interesante", dijo sobre el curso. "Pero también refuerza lo que has aprendido antes y refresca algunas de las cosas que sueles olvidar". Por ejemplo: "Bueno, los giros a la izquierda y lo cuidadosa que tienes que ser".
El año pasado, 104,117 conductores tomaron el curso en Nueva York (83,310 de manera presencial y 20,807 en internet) para reforzar las destrezas y aprender sobre cómo las leyes y los autos han cambiado, y cómo las personas cambian a medida que envejecen. Según la ley estatal, las personas que toman el curso reciben un descuento de alrededor del 10% en su seguro automotor durante tres años y pueden reducir hasta cuatro puntos en su registro de conducir.
Aumento en las lesiones
El envejecimiento afecta a la visión, la audición, el tiempo de reacción y la flexibilidad. A nivel nacional, el número de conductores mayores de 65 años se ha incrementado en más de un 20% desde el 2002, a 35 millones en el 2011. Las lesiones en caso de choque también han aumentado, con 214,000 conductores mayores heridos en el 2012, un salto del 16% en un año, según datos federales.
El nuevo plan de estudios, lanzado el año pasado, se basa en estudios de investigación, la opinión de voluntarios y la participación de expertos, según Julie Lee, directora nacional del programa. Un panel de expertos revisó el curso, entre ellos representantes de MIT AgeLab, el IIHS (Instituto de Seguros para la Seguridad en las Carreteras) y la NHTSA (Administración Nacional para la Seguridad del Tráfico en las Carreteras). Varios de estos expertos aparecieron en una serie de videos que se muestra durante una clase reciente de seis horas en la biblioteca Voorheesville en el norte del estado de Nueva York.
"Las cosas han cambiado, créanlo o no", bromeó el instructor John DeFrancesco, de 74 años, de Troy, que cubrió los temas y aspectos más destacados en un cuaderno de actividades que recibe cada persona. Preguntó a los 28 participantes cuánto tiempo habían estado conduciendo (una media de unos 50 años) y cuál fue primer auto (en general, Chevys y Pontiacs).
Habló de cómo los conductores cambian a medida que envejecen, así como sobre los efectos en el cerebro que tienen el alcohol, los medicamentos y la coordinación de tareas múltiples.
DeFrancesco es uno de 460 instructores en Nueva York, según Ozzie Tugal, de 69 años, el coordinador estatal, que también imparte el curso en el condado de Westchester.
"Me encantan los autos y me encanta conducir. Me gustan las personas que conducen bien", expresó Tugal. Siempre les digo en clase: 'Hago esto porque tengo una familia. Tengo dos hijas, una esposa, amigos, vecinos que conducen. Y quiero que todos tengamos cuidado para no sufrir lesiones' ”.
Pat Latimer, de 71 años, de Albany, la coordinadora adjunta estatal, dijo que el curso es también una oportunidad para que los instructores les expliquen a los conductores que tienen que ser honestos consigo mismos acerca de sus habilidades.
Algunos pueden tener que hacer ajustes, como no conducir de noche o evitar el mal tiempo, dijo.
"Yo digo: 'Miren a su alrededor y díganme quién va a tener que dejar de conducir algún día'... no porque estén envejeciendo sino porque sus habilidades disminuyeron. Todos empiezan a mirar a su alrededor y comienzan a reír y luego dicen: 'Todo el mundo'. Y hablamos de cómo saber cuándo es el momento de dejar de hacerlo", explica.
Las clases presenciales tienen un costo de $20 para socios de AARP y de $25 para los no socios. Para encontrar un curso en tu localidad, visita aarp.org/findacourse o llama sin cargo al 877-846-3299. Para convertirte en instructor, envía un correo electrónico a drive@aarp.org.
El curso en internet, disponible en aarpdriversafety.org, cuesta $25.95 para socios y $29.95 para los no socios.
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