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Con hambre en el West End – Parte 6: Los nutricionistas enseñan a los adultos mayores a comer bien

Con hambre en el West End aborda el problema del hambre entre los adultos mayores en la comunidad del West End en Providence, un área de suma pobreza profundizada por la recesión. Esta serie intenta darle una cara al problema del hambre entre los adultos mayores en el West End y en todo Estados Unidos y darles voz a quienes responden al desafío de alimentar a las personas que pasan hambre. Esta es la sexta parte de la serie. Comienza aquí con la primera parte.

 

por Jody McPhillips

El médico de Gene Parsons le dijo que si puede bajar de peso, lo podrán operar de la rodilla la próxima primavera. A los 60 años y gracias a una dieta estricta, ha perdido 30 libras, pero la aguja de la balanza ha comenzado a subir de nuevo.

Así que llega 15 minutos antes a la clase de nutrición gratuita en el complejo habitacional para personas de bajos ingresos de Cathedral Square, en Providence. Es parte del proyecto SNAP Outreach Project, una serie de esfuerzos financiados por el Departamento de Agricultura de EE.UU. a través del Feinstein Center for a Hunger-Free America de University of Rhode Island.

Gene Parsons



"Quiero saber qué funciona y qué es saludable, no solo para perder peso", explica Parsons. Le gustaría adquirir mejores hábitos alimentarios para no seguir aumentando de peso, pero advierte que "No soy cocinero".

Cuando la nutricionista de URI Melissa Holmes y un equipo de Farm Fresh Rhode Island comenzaron su charla, se habían reunido unas 30 personas en el salón comunitario. Escuchan atentamente mientras Holmes habla de los distintos tipos de frutas y verduras locales que están disponibles todos los viernes en el mercado agrícola cercano, en Kennedy Plaza.

Con la ayuda de gráficos coloridos, les muestra qué frutas y verduras contienen qué vitaminas y cuáles son súper nutritivas.

El público se anima notablemente cuando el equipo comienza a compartir el bocadillo de demostración del día: salsa de tomate y maíz fresco en tortilla de maíz. Los bocadillos desaparecenen medio de conversaciones y relamidas de aprobación.

"Comer es una actividad social —dice Holmes más tarde—. Las muestras reúnen al público. Algunas personas son reacias a probar nuevas cosas, en especial si tienen un presupuesto reducido, porque podrían no gustarles".

El programa de nutrición es parte de una serie de esfuerzos destinados a enseñarle a la gente sobre el SNAP (Programa Suplementario de Asistencia Nutricional), antes conocido como estampillas o cupones de alimentos. Muchos adultos mayores de bajos ingresos resultan elegibles para el SNAP, pero los estudios indican que menos de un tercio de ellos recibe esos beneficios. El trabajo de Homes complementa los esfuerzos de su colega del Feinstein Center, Maria Cimini, presentada en la Part 2 de nuestra serie.

Holmes y su equipo enseñan seis clases entre julio y septiembre en cada uno de los cinco locales, elegidos por su proximidad a mercados agrícolas. Cualquiera que asista a tres de las seis sesiones recibe $15 en Fresh Bucks, dinero de papel que pueden intercambiar en los mercados por frutas y verduras de verdad. El verano pasado, visitamos un mercado agrícola en el West End donde había una mesa de SNAP Outreach. Había mucha concurrencia en el mercado.

 

Sin embargo, vimos solo un par de adultos mayores y, en un momento, nos preguntamos acerca de los que están confinados en sus viviendas o sufren discapacidades y no podrían aprovechar los descuentos.

Pocos estados hacen más por animar a los beneficiarios del SNAP a comprar alimentos nutritivos. El senador Jack Reed (demócrata por Rhode Island) dice que los programas SNAP Outreach de la URI son "probablemente un modelo nacional. Hacen un trabajo excelente".

Las agencias de servicios sociales de Rhode Island son buenas a la hora de comunicarse y colaborar unas con otras, dice, y eso es importante en una época de recursos escasos. "Hay que crear consciencia en las personas: ¿quieres ser sensato y ofrecerle buena nutrición a la gente? ¿O quieres pagar mucho dinero para tratar a las personas que tienen todo tipo de problemas de salud que son consecuencia o se vieron exacerbados por la malnutrición?"

Holmes dice que los adultos mayores enfrentan desafíos nutricionales específicos. "Algunos no cocinan mucho. Otros viven solos, están acostumbrados a cocinar para más personas y es posible que no sepan reducir las recetas.

"También es una cuestión de tiempo y de deseo; muchos no tienen ganas de preparar la comida. O bien podría tratarse de falta de dinero, transporte a las tiendas o problemas dentales".

Es cierto que las personas necesitan menos calorías a medida que envejecen, pero igual tienen que promediar unas 1,600 al día, afirma Holmes.

Muchos no consumen las suficientes.

Melissa Holmes



"Muchos no consumen las calorías que necesitan porque no cocinan en casa o tienen los alimentos que necesitan —agrega Holmes—. Los centros para adultos mayores quizá les brinden la comida principal del día, mientras toman refrigerios en la mañana y por la tarde".

Los adultos mayores pueden malnutrirse con facilidad, explica, "en particular si consumen los mismos alimentos una y otra vez y no comen las cantidades adecuadas".

Los nutricionistas hablan del síndrome de "el té y la tostada", que evita el hambre pero no proporciona una gran nutrición.

Bart Rocco, de 75 años, que vive en Huntington Towers en el West End, dice que a veces no tiene la energía para cocinarse algo saludable. "No me gusta cocinar para mí solo, es muy difícil cocinar para una persona", explica. Si cocina, es probable que haga pollo al horno y algo como una ensalada de pepino.



Pero muchas veces, confiesa, se las arregla con cereal por la mañana y Meal on Wheels en el almuerzo. "Entonces depende de cómo me sienta por la noche, si cocino o no —expresa—. A veces solo como otro plato de cereal".

El programa de nutrición alienta a las personas a probar cosas nuevas y ofrece recetas sencillas. "Les decimos: 'En la medida de lo posible, varíen la comida, háganla divertida, porque lo es. No piensen en eso como algo que tienen que hacer, sino algo que pueden disfrutar'".

Parsons dice que el programa le resultó útil. "Creo que fue bueno —opina—. Acá, en las viviendas para personas de bajos recursos, estamos limitados".

Ya que no tiene auto, toma el autobús al supermercado más cercano, donde compra lo que pueda guardar en su mochila. Todo el proceso lleva, al menos, 90 minutos y, en general, lo repite dos veces por semana.

Dice que piensa en caminar y visitar el mercado en Kennedy Plaza. "Nunca fui a un mercado agrícola —confiesa—. Pero me encantan los tomates en ramilletes".

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Con hambre en el West End

AARPRI
Episodio 1: Un problem creciente
Episodio 2: Cómo hacer más con menos
Episodio 3: Alimento para el alma
Episodio 4: Emergencia
Episodio 5: ¿Qué es asequible?
Episodio 6: Está bien
Episodio 7: Abundancia
Episodio 8: "Qué buen trabajo"

Explora la serie web de Jody McPhillips
Parte 1: El problema es simple, no así la solución
Parte 2: Alimentar a la gente que se avergüenza de pedir ayuda
Parte 3: Meals on Wheels alimenta a las personas confinadas en casa
Parte 4: Las despensas alimentan a todos
Parte 5: Se sirve comida y amistad en San Martín de Porres
Parte 6: Los nutricionistas ayudan a los adultos mayores a comer bien
Parte 7: A los 88, Theresa le da una nueva oportunidad a las estampillas para alimentos
Parte 8: Los voluntarios que ayudan de corazón reciben más de lo que dan

Noticias sobre el hambre
Recopilamos las últimas noticias y comentarios sobre el hambre en Estados Unidos (en inglés)

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Hambre en Estados Unidos: ¿Qué podemos hacer?

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